sábado, 23 de julio de 2011

HUMOR Y RISA EN LOS ANIMALES

En la historia del hombre se repite, siempre, una búsqueda incansable de seres que tengan una inteligencia parecida a la nuestra. Se han buscado formas de medir esa inteligencia, y una de ellas es el sentido del humor, que siempre asociamos a animales superiores, concretamente a distintos tipos de mamíferos, con excepciones, como algunas aves.

¿Cómo medir el sentido del humor en animales que no se expresan como nosotros? Con la excepción de los simios, que pueden comunicarse mediante el lenguaje de signos de los sordos, el resto de los animales no pueden darnos a conocer con palabras su estado de humor, aunque su lenguaje corporal nos dé un claro indicador (orejas hacia atrás, gruñido amenazador y exhibición de dientes, indica amenaza en los perros y lobos, por ejemplo). 

La respuesta podría estar en la risa, aunque algunos autores proponen que el hombre es el único animal que ríe (Stearns, 1972), pero tenemos razones para pensar que existe un comportamiento similar en nuestros parientes lejanos, los simios. 

 Charles Darwin (1872) observó que la risa era un medio de expresión de emociones positivas de alegría, y describió un tipo de risa que emiten los chimpancés jóvenes cuando se les hace cosquillas. Investigaciones más recientes con primates (Van Hooff y Preuschoft, 2003) respaldan esta observación sugiriendo que la risa en humanos tiene los mismos orígenes evolutivos que la “cara de juego” (exhibición de boca abierta relajada acompañada de jadeo superficial, entrecortado y rítmico, sin tensión o brusquedad) que se observa en muchos tipos de simios.

La “cara de juego” aparece cuando los animales participan en juegos sociales. El juego es común entre los jóvenes mamíferos y algunas aves, como actividad de ensayo de acciones importantes en la supervivencia como cazar, luchar, ó huir.  Panksepp en el año 1998 y después Gervais y Wilson en 2005 observaron que los primates jóvenes pasan horas en luchas, ataques, persecuciones y cosquillas entre ellos para desarrollar las destrezas sociales necesarias para cuando sean adultos.  Y para demostrar que estos comportamientos no son realmente agresiones sino que van “de broma” se señaliza con la “cara de juego” junto con gruñidos parecidos a la risa, con respiración sonora y jadeante. Además de primates se han observado “caras de juego” en cánidos como perros, lobos, zorros, y también en osos. 

¡Eureka! ¡La habilidad para distinguir entre realidad y broma es tal vez lo que caracteriza la esencia del humor! Podemos aplicarnos el ejemplo a nosotros mismos.

Observando el comportamiento de chimpancés y gorilas a los que se les había enseñado el lenguaje de signos, se vio que en ocasiones lo utilizaban empleando juegos de palabras, insultos humorísticos y palabras incongruentes indicando un uso humorístico del lenguaje acompañado de la “cara de juego”, evidenciando la conexión entre el éste y el humor lingüístico. Probablemente el humor en humanos se originó en el juego social con la “cara de juego” de boca abierta y relajada que daría lugar a la risa.

 En las interacciones lúdicas entre cuidadores humanos y chimpancés jóvenes en zoológicos se puede observar cómo surgen la risa y la cara de juego al realizar, en ambiente relajado, juegos de cucú y de mirar a hurtadillas que implican un cierto componente de sorpresa.

En el año 2000, en la Universidad de Bowling Green State, el biopsicólogo Jaak Pankseep y su equipo evidenciaron que en las ratas también existe una forma de risa. Observaron que las ratas de laboratorio emiten un sonido gorjeante ultrasónico de alta frecuencia (50 kHz) durante algunos juegos sociales y cuando los humanos les hacían cosquillas.  Cuando una mano les ha hecho cosquillas se acercan a  ella emitiendo una especie de chirridos; esa risa, como en el caso de los humanos, parece ser contagiosa y el resto de las ratas buscan la compañía de la rata más reidora. Estos inteligentes animales atraviesan laberintos y accionan mecanismos buscando que les hagan cosquillas.

Parece ser que la alegría asociada con el juego ayuda a establecer vínculos sociales en los mamíferos, y a razón de los estudios morfológicos y neuronales que se han realizado, las estructuras cerebrales homólogas de los mamíferos tienen un mismo y primitivo origen evolutivo, siempre relacionado con el juego social.

Existen otras “risas” como las emitidas por las hienas, los carroñeros africanos, que no son propiamente una demostración de alegría, aunque el sonido sea similar. Las hienas lo emiten cuando se sienten frustradas, según un estudio realizado en la Universidad de Jean Monnet por Nicholas Mathevon y su equipo. Incluida en una compleja estructura social, una hiena se ríe cuando es atacada o marginada por un individuo dominante de su propia manada; esto suele suceder a la hora de alimentarse puesto que hasta que los dominantes no han comido los demás no tienen derecho a hacerlo.

Un caso aparte es el de algunas aves como los córvidos, de gran inteligencia como manifiesta el hecho de que pueden manipular objetos y utilizarlos. Además de esto, son curiosos y “bromistas” demostrando poseer un sentido del humor lúdico.  

Gerald Durrell (1925-1995) el famoso naturalista, contaba que tenía unas urracas que eran capaces de imitar el reclamo de la criada para llamar a las gallinas a comer, y que disfrutaban emitiéndolo cuando las gallinas ya se habían retirado a dormir, aparentemente sólo por el alborozo que les producía engañarlas.

 Otro ejemplo nos viene de la mano de la Dra. Carolee Caffrey, que durante años ha estudiado a los cuervos, quien descubrió una conducta humorística en plena naturaleza cuando realizaba un seguimiento a unos cuervos en California; observaba a un macho de un año y su padre, que se alimentaban bajo un magnolio en flor. Cuando la hermana del joven acudió a reunirse con ellos, accidentalmente arrancó un pétalo, que cayó junto a la cara de su hermano sobresaltándole. Su hermana se dio cuenta, avanzó por la rama hasta una flor arrancando un pétalo con el pico y regresó situándose encima de la cabeza de su hermano. Luego se inclinó y dejó caer el pétalo, que volvió a asustarle. ¿Qué podría ser esto, sino una conducta humorística?

Estos animales comparten con nosotros algo más que cercanía en la escala evolutiva. El Humor y la Risa no son patrimonio exclusivo de la humanidad, algunos de nuestros compañeros de viaje en este planeta tienen todavía mucho que enseñarnos. Sólo con el interés y la paciencia por descubrirlo conseguiremos ampliar el conocimiento sobre algunos aspectos de nosotros mismos.

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