domingo, 2 de octubre de 2011

“TINTIN EN EL CONGO” DE HERGÉ, EN LOS TRIBUNALES DE BRUSELAS.

Bienvenu Mbutu Mondongo es el nombre del congolés que inició en 2007 una lucha contra la sociedad gestora de los derechos de Tintín (Moulinsart) y su editorial Casterman, para que se retire el cómic “Tintín en el Congo” y lo prohiba en todo el mundo, porque considera que “insulta a los negros y hace apología de la colonización”.

 La acusación ha presentado sus argumentos ante el Tribunal Civil de Primera Instancia de Bruselas, quien en dos semanas, escuchará también a la otra parte.

 En aproximadamente mes y medio, a mediados de noviembre, los jueces decidirán si la distribución del cómic en su formato actual es contraria a la legislación vigente en Bélgica. Bienvenu Mbutu Mondongo pretende la prohibición de la obra, y que se introduzca un mensaje de advertencia sobre su contenido o la restricción de su distribución en las secciones para el público infantil de las librerías.

La obra se editó por primera vez en 1931, y entonces el Congo era una colonia belga. En el transcurso de la historieta se presenta a los congoleses como "idiotas, perezosos, incivilizados e incapaces de hablar correctamente", según dijo el abogado de la acusación, Ahmed L'Hedim, en su intervención ante el tribunal que lleva el caso.
"La historieta incluye imágenes y diálogos basados en la ideología de la época, que propugnaba la superioridad del hombre blanco sobre el negro para justificar el colonialismo", afirmó el letrado.

Su autor, Hergé, ya fallecido, declaró en una ocasión que cuando realizó el cómic “se había alimentado "de los prejuicios de la época".

El abogado citó varios pasajes de la historia porque "el problema es la visión del hombre negro que da el cómic en su conjunto". En un momento de la historia Tintín ordena a un grupo de congoleses que levanten una locomotora descarrilada tras chocar con el automóvil del reportero. Tintín y su perro, Milú, dan órdenes a los nativos con frases como "¡Vamos, panda de perezosos, a trabajar!", mientras un negro protesta por tener que ensuciarse y otro ensalza la inteligencia del protagonista.

En otra de las viñetas, Tintín señala la suma "2 + 2" en una pizarra en una clase de congoleses y les pide que lo resuelvan, pero no obtiene respuesta alguna de los alumnos.
"No es Hergé el que está en el banco de los acusados", recalcó el letrado, quien se mostró convencido de que el autor belga habría respaldado la posición de los demandantes si viviera en la actualidad, pero cuando la escribió, sin conocer el Congo, utilizó “los prejuicios de la época”, como confesó en una entrevista que concedió en 1949.

Alain Berenboom, el abogado de Casterman y Moulinsart, calificó de "inaceptable" la posibilidad de incluir un mensaje de advertencia en el cómic de Hergé, porque "es una forma de censura" y significaría "culpar al autor de racismo".

Según su razonamiento "deberían censurarse o prohibirse una parte importante de la literatura mundial", como algunas de las obras de Charles Dickens o Mark Twain por sus ideas antisemitas.

Esperamos que los tribunales encuentren una solución a tan espinoso problema, y que los amantes de los cómics podamos seguir disfrutando de las aventuras del reportero más intrépido y su fiel perro.

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