martes, 3 de mayo de 2011

PEDAGOGÍA DEL OPTIMISMO: GUÍA PARA LOGRAR AMBIENTES POSITIVOS Y ESTIMULANTES


La escuela suele ser un sitio donde se aprende, se juega y se pasan muchas horas al día. Es un lugar de convivencia entre alumnos y profesores, y en muchos casos (y esto ocurre en cualquier país del mundo) “el cole” puede ser un lugar de sufrimiento para ambos.

 Los educadores soportan unas condiciones bastante estresantes y negativas, que dan lugar a un desgaste tanto físico como emocional (grupos grandes con alumnos de distintos ritmos, motivaciones y capacidades para el aprendizaje, problemas de comportamiento y disciplina, horarios extensos, falta de recursos materiales para el desarrollo de su labor, desvalorización procedente de otros colegas y en ocasiones de los responsables de educación, presión para abarcar los currículos), la no siempre adecuada remuneración, la escasa formación continua, despersonalización y falta de realización profesional.

Los alumnos por su parte van a la escuela por obligación, un lugar donde se les exige un trabajo intenso, se les pide que sean pasivos y ciegamente obedientes y en un alto porcentaje no se fomenta su participación activa, ni se tiene en cuenta su opinión o motivaciones. No se les acepta si no consiguen un rendimiento alto y si no mantienen la adecuada compostura.

Pero tenemos un arma para luchar contra estos males que hoy aquejan a nuestra escuela, un arma que en manos de los educadores se transforma en la Excálibur que conquista el terreno perdido: El Optimismo.

El Optimismo trae consigo más salud mental y física y mayor felicidad; el educador tiene la responsabilidad de llevar consigo esta maravillosa herramienta, y si no sabe usarla, libros como el que hoy nos ocupa pueden ayudarle en su tarea de lidiar con el desánimo diario. Con su propio optimismo puede influir en las mentes de todos y cada uno de sus alumnos. Al educarse a sí mismo en el Optimismo puede educar a los que le rodean en esta extraordinaria disciplina.

Este libro, de 136 páginas y publicado por Narcea, S.A. de Ediciones en el año 2003, en la colección Educación Hoy, ha sido elaborado por unos profesionales altamente cualificados en el tema, Helena Águeda Marujo y Luís Miguel Neto son profesores de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad de Lisboa y María de Fátima Perloiro trabaja en la Escuela Superior de Salud de Alcoitâo, todos ellos en Portugal.

Con este interesantísimo trabajo pretenden ofrecer un manual práctico, en el que se muestran escenas cotidianas en las que pueden verse reflejados tanto alumnos como profesores, y ofrece una serie de ejercicios, muy útiles, para darnos cuenta de cómo solemos encarar los problemas del día a día en el entorno escolar y cómo podemos aceptarlos y enfrentarlos, pero no desde la confrontación y el enfado, sino desde la conciliación y el buen ánimo.

Los autores nos hacen ver la importancia de los distintos sentimientos que rodean el Optimismo (como la autoestima, el autocontrol, y el buen humor), sus motivaciones y razones, los factores que pueden dar al traste con todo y destruirlo, y la forma en que una adecuada aptitud optimista es capaz de conseguir mejorar el clima en el aula, y lograr que tanto alumnos como profesores sean personas más alegres y con más ganas de vivir.

Como en otras ocasiones, ésta es una lectura que puede recomendarse tanto a docentes como a padres, puesto que ofrece una herramienta muy valiosa, el Optimismo, para hacer frente a muchos de los problemas cotidianos, y no sólo a los concernientes al entorno escolar.

 No olvidemos que el Optimismo es una característica de la personalidad que media entre los sucesos externos y la interpretación que cada uno hace de los mismos. Es la esperanza de que el futuro nos depare resultados favorables, y es el valor que nos ayuda a enfrentarnos a las dificultades con perseverancia y buen humor, así somos capaces de ver la parte positiva de las personas y de las circunstancias que nos rodean. El Optimismo es el motor que nos ayuda a motivarnos para buscar soluciones a los problemas diarios.

Hay gente que es optimista por naturaleza, pero también puede aprenderse para llegar a apreciar lo bueno hasta en las circunstancias más adversas, a ver el vaso “medio lleno” en vez de “medio vacío”, de ahí el tesoro que guarda este libro entre sus páginas: técnicas para llevar los problemas no como una pesada carga que hemos de arrastrar, sino como un desafiante reto que debemos resolver.

Leed y sonreid a la vida, y cómo ya dijeron antes “no hay que tomarse la vida muy en serio, al fin de cuentas, nadie sale vivo de ella”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario