viernes, 22 de abril de 2011

EL VALOR PEDAGÓGICO DEL HUMOR EN LA EDUCACIÓN SOCIAL

Entre los libros de habla hispana con las aplicaciones del humor en distintas disciplinas la editorial Desclée de Brouwer S.A. publicó uno en el año 2010 dedicado a la utilización del Humor en la Educación Social, en la colección Aprender a Ser.
Los educadores sociales trabajan con sectores de población desfavorecidos ó en proceso de exclusión, una labor difícil porque el día a día de estas personas marginadas, con frecuencia frágiles, vulnerables, y en ocasiones conflictivas, es bastante complicado.
Sus autores, Jesús Damián Fernández Solís y Juan García Cerrada, exponen en apenas 128 páginas cómo poder poner en práctica proyectos socioeducativos “de humor y con humor”.

Es una guía para educadores, que parte del análisis del Humor, de las funciones que éste puede llevar a cabo y sobre todo las dimensiones y las barreras para poner en marcha un proyecto educativo en ciertos sectores sensibles.
Desde el conocimiento profundo de esta disciplina, la Educación Social, ambos autores dan forma a un libro que tiene no sólo la teoría, sino las experiencias realizadas con equipos de educadores en diversos ámbitos.
El libro está estructurado en cuatro partes claramente diferenciadas, en los tres primeros se profundiza en la figura profesional del educador social, en lo concerniente “al ser, el saber, y el saber hacer” de este personaje fundamental, que debe ser alegre y divertido, pero tomando muy en serio su trabajo. Analizando el humor y la risa desde los conceptos a los mitos en torno al humor y la educación, encuadrándolos luego en los principios pedagógicos sobre los que se asienta la tarea socioeducativa del Educador Social. Se enumeran las características, aptitudes y actitudes del educador positivo. Y por último se habla de cómo el sentido del humor en el equipo de educadores fortalece la motivación e innovación de sus miembros y lleva a generar un “estilo”, un sentimiento de permanencia al equipo, que es la clave para crear esa atmósfera positiva con la que han de trabajar, para evitar situaciones estresantes.
En la última parte, se expone la experiencia, de la creación en 1992 del Departamento de Humor Grafico de la Fundación General de la Universidad de Alcalá con los proyectos que desde entonces ha llevado a cabo y tomando como referencia el programa socioeducativo llamado Humor Aula.
Después de leer el libro, puede comprobarse que si bien está dirigido a los profesionales de la Educación Social, puede ser leído por todos aquellos que tenemos ganas de aprender a utilizar el humor como una estrategia de socialización, como un modo de detectar las oportunidades de pasarlo bien y de ayudar a aprender a los demás con humor en cualquier faceta de su vida. Por eso vale para profesores, pero también para padres, para monitores de tiempo libre y cualquiera que esté de acuerdo con que “el día más desaprovechado es aquel en el que no hemos tenido la oportunidad de compartir unas risas”.

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