El poder curativo de la risa, del que tanto se ha escrito, puede tener un valor altamente beneficioso en términos sociales, y no sólo en la persona como ser individual.
Las vacaciones y las fiestas, están distribuidas en el calendario y aunque no son tantas como nos gustaría, tienen un valor añadido al del descanso del trabajo: es la alegría vacacional, que podríamos definir como una forma de liberación periódica de las tensiones en nuestra vida cotidiana. Durante el periodo vacacional, o en la celebración de unos días de fiesta, se relajan las prohibiciones de rutina y se estimula el reírse de lo que normalmente es casi sagrado.
Tenemos ejemplos que nos vienen de varios siglos atrás, en algunas tribus indias de América, como los hipi y los zuni, esta liberación periódica de las inhibiciones estaba presidida por el payaso de la tribu. El oficio era considerado con profundo respeto, y por una antiquísima tradición, la persona que lo ejecutaba era objeto de veneración. Incluso en nuestros días, celebramos el día de los Inocentes, fiesta dedicada a las bromas y a la risa.
Encontramos más ejemplos de los usos socialmente beneficiosos del humor, por ejemplo durante la ocupación nazi de la entonces Checoslovaquia durante la Segunda Guerra Mundial, el humor del pueblo checoslovaco fue un factor clave para el mantenimiento de la solidaridad social, la dignidad individual y el autorrespeto. Podemos encontrar historias en los periódicos como la de hace unos años, en la que un famoso humorista norteamericano mantuvo el espíritu y la esperanza de los pasajeros del avión en el que volaban cuando éste tuvo serias dificultades mecánicas.
También la comedia tiene una función socialmente terapéutica, según el filósofo francés Henry Bergson, quien mantenía que la existencia de un orden social depende de que sus miembros mantengan en sus opiniones y conductas ante la vida una actitud flexible y vital, porque lo que nos hace reír son esas situaciones en que alguien se vuelve tan inflexible que pierde su elasticidad social, adquiriendo una rigidez maquinal.
La Risa, institucionalizada en el trabajo de los autores cómicos, tiene la función social de dirigir nuestra atención a la conducta rígida en nosotros y los demás y corregir esa conducta antes de que llegue a ser perjudicial. De hecho existe una gran demanda de entretenimientos divertidos, y en la televisión las llamadas “comedias de situación” son los programas que más audiencia cosechan.
Ninguna sociedad es verdaderamente sana y ordenada si no es capaz de reírse de sí misma. No podemos olvidar que una de las principales funciones del humor en las relaciones con los demás es la de “lubricante social”. Una de las mejores formas de establecer comunicación con un desconocido o volver a establecer la relación con un amigo es romper el hielo con una observación jocosa. Tener sentido del humor permite eliminar el clima de tensión, como cuando en una reunión tensa alguien suelta una frase graciosa y de repente se elimina la carga ambiental y se anulan las pulsiones agresivas y reprimidas.
La Risa es la máxima expresión de la inteligencia humana, nos hace libres. Si aprendiéramos a buscar el sentido del humor en nuestra vida, a reír más, soportaríamos mejor las frustraciones y rebajaríamos nuestro nivel de estrés. La risa sincera y abierta es la medicina más barata y tiene efectos rápidos, baja los grados de angustia y sube el tono del ánimo. Y a veces, sólo una sonrisa, embellece más nuestro semblante que cualquier maquillaje.
Ríete más, y como dice cierto eslogan… ¡Porque tú lo vales!
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